Un equipo multidisciplinario de profesionales del CONICET, el INTA y las universidades de La Plata y Mar del Plata recibirá 150 mil dólares de parte de la cartera de Ciencia. Con los antígenos producidos avanzarán en el diseño de un test diagnóstico. Utilizarán como caso testigo la toxoplasmo

Importante financiamiento para el desarrollo de una plataforma vegetal para la producción de vacunas veterinarias


Nota realizada por Conicet La Plata 6-7-2022

Investigadores e investigadoras del CONICET, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y las universidades nacionales de La Plata (UNLP) y Mar del Plata (UNMdP) recibieron un importante subsidio de parte de la Secretaría de Articulación Científico Tecnológica (SACT) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT) con el objetivo de desarrollar una plataforma para la producción de vacunas veterinarias utilizando plantas como biofábricas. El proyecto tendrá un financiamiento de 150 mil dólares por dos años, y se centrará como prueba concepto en la toxoplasmosis, una enfermedad zoonótica –que afecta a animales y seres humanos– ampliamente distribuida a nivel mundial, para la que se busca, además, diseñar un test diagnóstico.

El apoyo económico se da en el marco de la convocatoria 2021 de “Proyectos Interinstitucionales en Temas Estratégicos” del Programa de Centros Interinstitucionales en Temas Estratégicos (CITEs) impulsado por la cartera de Ciencia, y la responsable del desarrollo es Marina Clemente, investigadora del CONICET en el Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH, CONICET-UNSAM). El equipo está integrado además por Silvana Petruccelli y Carolina Ocampo, investigadora y becaria del CONICET, respectivamente, en el Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA, CONICET-UNLP-CICPBA); Lucía Campero y Prando Moore – ambos investigadores del CONICET–, Germán Cantón y Federico Hozbor, del Instituto de Innovación para la Producción Agropecuaria y el Desarrollo Sostenible (IPADS, INTA Balcarce); Ignacio Gual, de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNMdP; y Valeria Sander, Sergio Ángel y Mariana Corigliano, investigador/as del CONICET en el INTECH.

Las enfermedades transmitidas por los alimentos afectan a un tercio de la población humana mundial y, dentro de ellas, las causadas por parásitos son consideradas “enfermedades desatendidas”. Toxoplasma gondii, el parásito causante de la toxoplasmosis, es el principal patógeno parasitario transmitido por alimentos, con más de 20 millones de personas infectadas a nivel global. En zonas rurales de Argentina, el número de mujeres embarazadas infectadas supera el 35 por ciento, lo que preocupa si se considera que los mayores riesgos asociados a la enfermedad se dan durante esa etapa, ya que la infección puede derivar en malformaciones en el feto, problemas neurológicos en el niño o niña, e incluso en abortos.

En el mismo sentido, la toxoplasmosis implica importantes pérdidas económicas para el sector ganadero, por la alta tasa de abortos que provoca en cabras y ovejas. “La infección por T. gondii en ovejas no sólo impacta sobre la salud reproductiva del ganado y los rendimientos económicos asociados a la producción ovina, sino que se demostró además que las tasas de infección en animales productores de carne juegan un papel preponderante en la seroprevalencia en humanos debido a la relevancia de la vía alimentaria que involucra el consumo de carne cruda o poco cocida. En este sentido, las ovejas y las cabras son las principales fuentes de toxoplasmosis humana, y también representan los principales hospedadores de este parásito en algunos países, incluida la Argentina”, cuenta Clemente.

En ese marco, cobra especial relevancia la posibilidad de desarrollar una vacuna veterinaria que tenga impacto en la producción ganadera. “Este proyecto combina la experiencia de diferentes grupos de investigación pertenecientes a cuatro instituciones complementarias para avanzar, por un lado, en la conformación de un centro interinstitucional abocado al abordaje y control de enfermedades parasitarias desatendidas, y, por otro, en el desarrollo de un agente biológico. En la actualidad no se encuentra disponible ninguna vacuna a subunidades contra la toxoplasmosis ni se cuenta con test diagnósticos basados en el uso de proteínas recombinantes de producción nacional para la detección de esta infección, constituyendo dos temas de vacancia en nuestro país”, destaca la experta.

“El objetivo es el desarrollo de una plataforma basada en plantas para la producción de vacunas veterinarias, que pueda ser escalada utilizando los antígenos de T. gondii, y en su aplicación en ovejas como prueba de concepto. Se aspira a lograr una plataforma que permita la obtención de proteínas recombinantes de forma continua para avanzar en los protocolos de inmunización experimentales. Por otro lado, se busca desarrollar protocolos de inmunización en ovejas estableciendo las vías de inoculación, dosis y tiempos de duración para futuros ensayos a mayor escala y que puedan ser transferidos a otros patógenos relacionados y otros animales de granja destinatarios de la vacuna. Finalmente, se pretende obtener una batería de proteínas recombinantes que puedan incluirse en el diseño de test diagnósticos para la toxoplasmosis de uso veterinario”, detalla para finalizar.