El desarrollo de un país está íntimamente relacionado a los progresos en la investigación científica y a la transferencia de estos conocimientos a los sectores productivos. Esto implica la generación de recursos humanos calificados y, en este sentido, es importante destacar el rol de la educación pública e instituciones estatales como el CONICET en la generación de estos recursos humanos.
Un país soberano necesita ciencia, tecnología y educación de calidad. Toda política de desarticulación y abandono de la centralidad de la ciencia, tecnología e innovación productiva atenta directamente contra cualquier estrategia de crecimiento del país. Es importante recalcar que todos los desarrollos científico-tecnológicos tienen el mismo fin: mejorar la calidad de vida de la sociedad que los financia. En el plano local, podemos citar algunos ejemplos:
1. En el INTECH dictamos 2 carreras universitarias de grado cuyos egresados son requeridos tanto desde el ámbito laboral público como privado.
2. Formamos profesionales altamente capacitados a través de 3 carreras de posgrado (2 doctorados y una maestría).
3. Colaboramos constantemente con las instituciones educativas de la región involucrándonos directamente a través de diversos proyectos fomentando lo que se conoce como “educación STEM” (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics - Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
4. Efectuamos servicios técnicos a terceros detallados en la página web del Instituto https://intech.conicet.gov.ar/. A modo de ejemplo, el servicio de “generación de inóculo para la producción de hongos comestibles” ha venido atendiendo a productores en el país, generando no sólo valor agregado sino también transformando residuos de la agroindustria en alimentos de calidad y alto valor en el mercado.
5. Generamos una empresa de base biotecnológica (RADBIO) dedicada al diseño de biofármacos para el tratamiento de enfermedades complejas.
6. Participamos en la clonación de la primera vaca bi-transgénica.
También es importante tener en cuenta que los resultados del trabajo científico no son instantáneos ni inmediatos. De esta forma, anular o desfinanciar el sistema científico- tecnológico nacional obliga a los investigadores jóvenes a elegir entre dos opciones: abandonar la ciencia (pérdida irremediable) o emigrar (permitiendo que otros países aprovechen los recursos invertidos en su formación).
Ya hemos transitado estos caminos y sabemos cuáles son sus consecuencias. Si no invertimos en ciencia, perderemos la oportunidad de seguir contribuyendo con avances como los ya citados, nos empobreceremos como sociedad dejando libre el camino para nuestro sometimiento y la explotación de nuestros recursos en beneficio de los intereses foráneos.
La Universidad pública y la investigación en biomedicina le dio tres Premios Nobel al país: Bernardo Houssay (1947, el primero en Latinoamérica), Luis Federico Leloir (1970) y César Milstein (1984).
Por último, cabe mencionar una frase del fundador del CONICET, Dr. Bernardo H. Houssay: La ciencia no es cara, cara es la ignorancia.